"La noche del cazador", de Charles Laughton
En su única incursión como director, el magnífico y legendario actor
británico Charles Laughton firmó una de las películas más bellas y completas de la historia del celuloide. Un hipnótico y aterrador cuento de hadas con la fotografía y el montaje más espectaculares que uno jamás pueda imaginar. Si bien es una verdadera lástima que no prodigara más su faceta como realizador, pudo demostrar a todos que cuando uno sabe hacer las cosas realmente bien, basta con que las haga solo una vez en la vida.
En su única incursión como director, el magnífico y legendario actor

En la escena que precede a estas líneas podrán ustedes degustar un par de minutos de un simbolismo tan bello como aterrador. El falso reverendo Harry Powell (Robert Mitchum), canta una plegaria a las puertas de la casa acechando a su presa a la vista de todos. La fiel guardiana Rachel Cooper (Lillian Gish) guarda la integridad de sus protegidos cachorros mientras entona finalmente la misma canción.
Cantando a Dios se puede proteger el rebaño y cantando a Dios se pueden propagar los miedos más oscuros en las almas inocentes. Un mensaje tan explícito como vigente en nu
estros días, en los que también existen muchos falsos predicadores del Verbo, que en nombre del amor (o del amor propio, más bien) acorralan a los diferentes y a los libres, expandiendo el virus del pecado sobre las conciencias de cientos de miles de creyentes que en África son exortados contra los anticonceptivos mientras el virus del SIDA aniquila sus vidas. Falsos predicadores que apellidan al amor entre homosexuales como enfermo o vicioso. Falsos predicadores que se tapan los unos a otros secretos tan vergonzosos como los abusos hacia cientos de niños en escuelas católicas de Irlanda o Australia.

En los nudillos del reverendo Powell había dos inscipciones. En su mano izquierda aparecía la palabra H A T E (odio). En su mano izquierda estaba inscrito L O V E (amor). En su parábola preferida la mano siniestra era derrotada por la fuerza en un pulso eterno por la mano de la rectitud y de la decencia. En nombre de estos ideales todavía hoy, se declaran salvajes guerras y se aniquilan miles de civiles en el nombre de la paz.
Les recomiendo este título si nunca lo han visto. Y si ya lo han hecho no dejen de repetir su visionado de vez en cuando.