Ideologías de mercado

miércoles, 23 de junio de 2010

"Iglús", de Vetusta Morla



Si uno se para a pensar acerca del devenir de las cosas importantes, del porvenir de las personas y de las generaciones que heredarán esta sociedad, no puede evitar sentir una inconsolable impotencia y un insondable pesimismo.

Todas las grandes ideas, todas las revoluciones sociales, todas las ideologías se han convertido en marcas, en eslogans que lucir en una camiseta, en palabras vacías con las que defender enaltecidos una postura intransigente en la barra de un bar. Criticamos en la distancia lo negativo de la sociedad mientras nos aislan cada vez más en nuestra casas atiborrándonos de programas televisivos de personas satisfechas con sus casas, descontentas con sus mascotas o críticas con la vagancia de los jóvenes. Visiones que nos muestran una realidad tan parcial como interesada de las cosas horadando nuestras conciencias para que lo identifiquemos con la indiscutible y absoluta realidad.

Los socialdemócratas en Europa son totalmente incapaces de movilizarse ante las nuevas políticas de ajuste, instigadas por la tiranía de los mercados, reduciéndonos a un cómodo discurso de sofá. Los neoliberales bombardeando con la vieja idea de que no está hecha la miel para la boca de los pobres, aprovechando las vacas flacas para imponer la tiranía de los poderosos o lo que es peor, vendiendo una falsa imagen de preocupación social ante los presentes acontecimientos. Los intelectuales cuya presencia es cada vez más invisible y cuya voz está cada vez más callada y más presa de sus propias contradicciones. La sociedad en definitiva, cada vez más polarizada en una postura estanca e intransigente. Las personas cada vez más preocupadas en defender a capa y espada su bando enarbolando su propia bandera y menos preocupadas por pedir responsabilidades a sus políticos, que rentabilizan este desinterés para llenarse los propios bolsillos a costa de lo que sea. Ellos también son, en definitiva, seres tan individualistas y egoistas como la sociedad que los vota y por ello se aprovechan.

Sin embargo si extrapolamos esta reflexión al plano individual uno no se suele sentir precisamente por encima de las circunstancias. Sin ir más lejos, comparto esta reflexión con vosotros redactando el texto desde mi portatil Sony VAIO, mientras tomo una taza de café Nespresso y saboreando el humo de mis cigarrillos rubios americanos marca Chesterfield, seguramente igual de influido por la propaganda mediática de algún grupo multinacional de información que venda un punto de vista de la (des)información que más me satisfaga escuchar.

Absolutamente repugnante. Me queda el consuelo de pensar que sigo siendo lo suficientemente libre como para plantearme algunas cosas.

Anuncio por palabras

lunes, 14 de junio de 2010


Urgente:

Se ofrece no venderse a ningún precio.
Razón: Absolutamente nadie.


Necrológica:

Roguemos por el alma de la honestidad política española que falleció hace años siendo descubierto su cadáver entre los restos de la explosión de la burbuja inmobiliaria.

Tu maltratado pueblo que no quisiera olvidarte.


Post para participar en el "concurso de relatos sobre anuncios clasificados de tablondeanuncios.com" (www.tablondeanuncios.com). Si queréis participar os dejo este enlace al blog donde podréis encontrar las publicaciones participantes y las bases.

Humilde soneto octosílabo

jueves, 3 de junio de 2010

"Everything's not lost", de Coldplay




Si no falto a la verdad
buscando paso los días
una vida de verdad,
una honorable salida.


Buscando la felicidad
pasan desapercibidas
enterradas en el mar,
las pequeñas alegrías.


Las espadas vuelan alto.
Dice la voz del olvido
que está vendido el pescado.


Algun día doy el salto.
No todo está perdido
porque todo no está encontrado

El día mundial de la libertad

lunes, 17 de mayo de 2010

"Canción del fin del mundo", de los Planetas



Se acabaron las buenas intenciones. Se acabó la presunción de inocencia. Con las vacas flacas se acabaron las manos protectoras.

Pasado más de un año de la "quiebra" del sistema financiero internacional, nos hemos cansado de oir cantos de sirenas por parte de los líderes políticos hablando incansablemente de un nuevo modelo económico, de una refundación del capitalismo, de un futuro crecimiento solidario y sostenible, de acotar la ambición de los poderosos. Pasado este tiempo contemplamos perplejos como se sacrifican en el sacrosanto altar de los mercados las buenas intenciones y lo que es más triste, las esperanzas de cambio.



El gobierno de este país, adalid de las buenas palabras, de la política social, del sempiterno no al recorte de prestaciones, ha claudicado al imperativo europeo. ¿Un mal necesario? ¿Un sacrificio temporal? Curiosamente han empezado el melón por las tajadas más finas, atacando a las flageladas clases medias y a los pensionistas.

Ahora nos cuentan que a poco que salgamos de esta, recuperarán con creces el terreno cedido para nuestro regocijo y satisfacción. Ya no tienen crédito para que nos lo creamos, lo han malgastado vilmente y de un plumazo. Sin embargo, tanto las reacciones sindicales como las alternativas de gobierno solo servirán para empeorar el asunto.

Existen pocas ventanas a la esperanza en este mundo. Los estados y sus ciudadanos sometidos al especulador mercado, la fe esclava de la intolerancia de la Iglesia, la justicia doblegada ante la corrupción, la libre opinión maquillada por el partidismo. ¿Qué nos queda?

Por suerte hoy es el día mundial de internet. Este sistema tan calculador ha descuidado una brecha para que nos expresemos libremente, para que denunciemos los abusos, para que todo el mundo se relacione de manera instantánea. Es tiempo de revoluciones. Aprovechemos la oportunidad antes de que sea tarde.

Arriesgarse

sábado, 15 de mayo de 2010

"La sombra", de Sidonie



Aquella tarde decidió con tristeza
no dejarlo todo y seguirla
porque pensaba que se arriesgaba a convertirse
en un esclavo de sus caprichos.

Desde entonces dejó de ser él
para convertirse en la sombra
atada a unos pies que se dirigían directamente
hacia su propio fracaso.

La incapacidad de amar produce monstruos

jueves, 29 de abril de 2010

"El secreto de sus ojos", de Federico Jusid




No hace siquiera dos días que tuve la oportunidad de verla por primera vez y hoy he necesitado volver a acostarme tarde para poder disfrutarla de nuevo. A mi humilde forma de ver las cosas, el acontecimiento cinematográfico del año junto a Malditos Bastardos, es sin duda alguna la sublime y merecidamente oscarizada producción El secreto de sus ojos, obra del argentino Juan José Campanella.

He de decir que una de las cosas que más me ha impresionado es la excelsa calidad técnica de la película. Posee una planificación y un montaje totalmente adictivos, un guión tan complicado de ejecutar como eficiente a la historia, y algunas secuencias totalmente memorables como la que acontece durante un partido de fútbol en el estadio de Huracán.

Es realmente sorprendente la factura del film. Campanella rompe diametralmente con el concepto de historias narradas hasta la fecha al menos en la trama y en la forma de hacernos llegar las imágenes. Uno no parece estar delante de una película realizada por el mismo director de El hijo de la novia o Luna de Avellaneda.



Pero independientemente de ser una gran historia de cine negro, con continuos y perfectamente hilvanados flashbacks y un ritmo totalmente hipnótico y creciente, nos relata la infelicidad que a sus cinco protagonistas les produce la imposibilidad de amar por diferentes motivos.

Benjamín Espósito (un grandioso, de nuevo, Ricardo Darín) secretario de abogacía retirado que ha sido incapaz de reunir las fuerzas suficientes para declarar su amor a su jefa y que envidia profundamente el profundo amor de un novio por su asesinada amada, leit motiv de la historia, hasta el punto de obsesionarle el caso de una manera casi enfermiza. Su compañero de despacho, incapaz de afrontar la realidad de una esposa que probablemente desprecia su aparente mediocridad y busca consuelo en el pozo del alcohol. Finalmente, la incapacidad de amar por el sencillo motivo que la persona amada entrega su corazón a otro, llevada hasta el extremo, puede llegar a producir el mayor de los desastres y convertir a un apocado en un verdadero monstruo.

P.D. Magnífica la sencuencia final muy al estilo de Billy Wylder en la memorable "El Apartamento".

La ronda ante la reja

martes, 20 de abril de 2010

"Ya no me asomo a la reja", de Los Planetas





Las rejas de antaño,

que saben tanto de rondas,
de versos en noches de verano.
Que saben tanto de sombras
de un pueblo de pasión y desengaño.

Ventanales que encerraban siempre
una palomica blanca,
presa y sumisa
dentro de una cárcel
de paredes encaladas,
de una celda de azulejo sevillano,
con ansias en vano, de batir sus alas.


El teatro del absurdo

martes, 6 de abril de 2010

"The end", de The Doors



Hoy la noche se hace fija
asesinando colores.
Hoy la humanidad no cotiza
en mercados de valores.
Hoy la luz del sol cobriza
de miles de atardeceres
perezosa se desliza
y en el ocaso se muere.


Cegador mundo de espejos,
de brillantes escondrijos,
cuyos hijos no son presos
a los ojos de sus padres,
ni los padres son ya padres
a los ojos de sus hijos.




Pocos oyen que retumba
en su acto culminante
la gran ópera del ego,
que relata la tragedia
en que un puñado de locos
seducen a cientos de necios
que dirigen al abismo
seis mil millones de ciegos.

Los hermanos Moreno Bernabéu

sábado, 27 de marzo de 2010

"Toda una vida", de Antonio Machín



Mi abuelo materno se llamaba Antonio. Antonio Moreno Bernabéu. Apenas coincidimos en este mundo porque se fue precipitadamente cuando yo apenas tenía tres años. Si he de ser sincero, debo reconocer que no tengo recuerdos concretos de él. No recuerdo ningún juego, ningún paseo, ninguna anécdota compartida. Pero sí me acuerdo de él. En lo más recóndito de mi subconsciente aún reconozco su voz, sus abrazos, su sonrisa.

Con el tiempo, lo he conocido mejor. Desde pequeño, tanto mi madre como mis tíos y tías siempre me han dicho que hay mucho de él en mí. Reconocen en mí su forma de andar, muchos gestos, como el vicio inocente de llevar las manos en los bolsillos del pantalón. Reconocen en mí su carácter. Me dicen que era igual de cabezota que yo, que era cariñoso, que le gustaba disfrutar de la vida.

Sé que mi abuelo era una persona muy familiar. La enfermedad se llevó al amor de su vida, mi abuela Manuela, muy temprano. Luchó mucho para sacar a sus cuatro hijos adelante. Trabajó y viajó demasiado pero disfrutaba como un niño pequeño cada momento que podía estar con los suyos.

Pero hoy no quiero hablar solo de él. También quiero recordar a dos de sus hermanos: Juan y Ana. Juan Moreno Bernabéu se vio forzado siendo bien jóven a dejar su casa, sus padres y hermanos y emigrar al Uruguay para buscar oportunidades, trabajo y una buena vida. En muchas familias españolas hay un tío que se marchó a vivir la aventura americana y mi tío Juan fue un triunfador. Consiguió un trabajo, formó una familia y prosperó mucho. Sin embargo, muy pocas veces pudo reencontrarse con sus hermanos. No obstante, sospecho que don Juan Moreno (nombre por el que todavía se le recuerda en la localidad de Mercedes), llevó y transmitió ese espíritu familiar a los suyos, al igual que su hermano lo hizo al otro lado del Océano.

Esto lo digo porque he tenido la tremenda suerte de conocer y recibir diferentes visitas de sus hijos, Zagal y Mima, los primos uruguayos de mi madre. Al lado de ellos, uno redescubre lo que es la familia. Pese a los miles de kilómetros y los años sin vernos, me deja alucinado el cariño que tienen a sus parientes aquí en España y al pueblo de origen de su padre, Úbeda. En estas esporádicas visitas, uno se queda mirando embobado la cara de felicidad de Mima paseando por las viejas plazas de "su" pueblo, maravillado viendo a Zagal abrazar y besar a sus primas como si siempre se hubieran tratado a menudo. Son hijos de Moreno. En ellos también reconozco a mi abuelo. Sobre todo en Zagal. La forma de su cara, su nariz pequeña y redonda, el vello de sus brazos.

Sin embargo, mi tía Ana siempre vivió en Úbeda. La conocí mejor que a sus hermanos. Ella fue quien me contó todas las historias de la familia. De cómo y por qué su hermano Juan se tuvo que ir a Uruguay, del nombre de todos los tíos y primos que allí tenía. Mi tía Ana era una persona tan entrañable y tan cariñosa. Jamás la vi tener un mal gesto, una mala palabra. Cuando su sobrina Mima y su marido venían a visitarnos siempre organizaba una cena en su casa, en esos años en que yo, mi hermano y mis primos éramos unos niños alegres y revoltosos que no paraban de jugar y correr por el patio, y todavía hoy recuerdo su cara de felicidad por reunirnos a todos.

Mi tía Ana dijo muchas veces antes de morir que lo más emocionante que hubo vivido fue aquella vez que pudo ir a Uruguay con motivo de asistir a la boda de uno de sus sobrinos-nietos. Yo no estuve allí, pero puedo imaginarla muy vivamente. Me imagino los nervios con los que tuvo que afrontar aquel viaje en avión para descubrir alucinada la ciudad donde tantos años vivió su hermano. El deleite con el que pisaba la tierra y la casa donde vivió. La alegría con la que compartió aquella tarde de boda con toda la gente que su hermano más amó.

Hoy, ninguno de ellos está con nosotros. Pero todos siguen estando en nosotros. Sin ellos, sin la constancia de no olvidarse, sin su lealtad de sangre, sin su empeño de quererse en la distancia, no seríamos quienes somos. Y gracias a Dios, somos una familia que se acuerda de vez en cuando que una parte de los suyos se encuentra al otro lado del Océano Atlántico, que se añoran y que se reconocen los unos en los otros. Me gustaría poder escribir esto mismo dentro de 30 años. Entre otros, depende de mí. Es difícil, pero soy un Moreno.

¿Dónde está el Anticiclón de las Azores?

jueves, 4 de marzo de 2010

"Singing in the rain", de Gene Kelly


"La lluvia en Sevilla es una maravilla". Ultimamente esta frase me viene una y otra vez a la cabeza, y no es porque esté visionando una y otra vez My fair Lady, sino porque con la sucesión ininterrumpida de borrascas que llevamos sufriendo en esta santa ciudad desde que ha comenzado el año, ya me gustaría ver por aquí a Audrey Hepburn, paraguas de croché en ristre, defender tan arriesgada teoría.

La verdad es que no soy un experto en meteorología, pero todo somos conscientes que lo de este año no es habitual. De hecho he escuchado que no había precipitaciones tan cuantiosas desde hace más de 140 años lo que me lleva a una segunda reflexión: Si hoy son tan imprecisas las mediciones y las predicciones meteorológicas, ¿qué validez pueden tener datos estadísticos al respecto de hace más de un siglo? Pero este es otro tema. A lo que vamos: Decenas de pueblos incomunicados, carreteras nacionales e incluso autovías cortadas, cultivos perdidos, desembalse de agua en nuestros pantanos, descenso del consumo (¿quién va a salir a la calle a tomarse una cerveza con la que está cayendo?), son solo una muestra de las consecuencias de esta avalancha de precipitaciones.

Ya he dicho que no soy un experto en meteorología, pero he intentado informarme al respecto. La explicación más extendida en la red, y sobre la que nos llevan advirtiendo más de tres meses, es que debido al choque de una masa de aire tropical muy potente y de un frente polar igualmente poderoso cerca de la zona de las Azores, han hecho desaparecer las altas presiones predominantes en la zona. Es decir, hace tres meses que nadie tiene conocimiento del archiconocido "Anticiclón de las Azores". Y claro está, la desaparición de estas altas presiones casi permanentes frente a la península han abierto un pasillo lo suficientemente ancho como para que se cuelen sucesivamente borrasca tras borrasca y no sean desviadas como es de costumbre a nuestros vecinos del norte. Muy breve e ilustrativo es un artículo del blog Meteo Orihuela y al que pueden acceder desde aquí.

Así que, rogamos por el bien de la nación, que si alguien descubre el paradero del Anticiclón de las Azores por favor, lo haga saber a las autoridades pertinentes ya que de esta manera no solamente contribuirán a que sigamos teniendo primavera y sol, sino que seguramente evitarán el suicidio de algún Maldonado o Montes de Oca, que sufren como el que más el rapto tan prolongado de un anticiclón tan constante y nombrado tantos y tantos años que es como de su propia familia.

Todo esto solo tiene un aspecto positivo. Con tanta lluvia, espero que cuando luzca el sol salga una hornada de caracoles espectacular. Seguiremos informando.

El fantástico hombre orquesta

martes, 16 de febrero de 2010

"A un metro de distancia", de Deluxe



De vez en cuando, cada vez menos frecuentemente, uno descubre artistas totales en este complicado mundo de la música contemporánea. Existen unos pocos días en nuestra vida en los que hemos sido capaces de escuchar un larga duración de cabo a rabo, siendo atrapados desde el primer acorde hasta el último, paladeando el sonido de cada instrumento, cada tonalidad de voz, cada frase cantada.

Cuando esto nos pasa se suelen dar dos circunstancias. El artista en cuestión suele ser extranjero y solemos descubrir discos compuestos y editados hace más de una década. Sin embargo, hace un par de años largos que me encontré en el camino con un diamante pulido nacional y actual. Se llama Xoel López y es más conocido artísticamente como Deluxe.

Además es un artista total, ya que todas y cada una de sus composiciones ha sido interpretada en su totalidad por él mismo, desde la voz hasta la grandiosa variedad de instrumentos (cuerdas, vientos, metales, percusión) que perlan sus variadas y exquisitas canciones. Un verdadero genio de sensibilidad y un auténtico hombre orquesta.


Pero retomemos el hilo conductor. En concreto, el disco que me transportó a este auténtico viaje de sensaciones y colores, fue el recomendado en una de las secciones de este mismo blog: "Fin de un viaje infinito", título tan bello e inclasificable como su contenido. En él descubriremos auténticas joyas del pop más esencial, lleno de sencillez y dulzura como en El amor valiente o Rostro de actriz. Tremendos temas bailables que parecen rescatados de los ochenta como Gigante o Tendremos que esperar. Introspectivas baladas eléctricas en De tanto callar o reminiscencias de los Beatles presentes en Simone o Colillas en el suelo.

Pero mi favorita es la que encabeza este artículo: A un metro de distancia, canción con un mensaje esperanzado y abierto a la vida. Su letra es la paradoja de lo que les quería indicar al principio, pues a este Gallego universal lo tenemos justo delante, a un metro de distancia.

Espero lo disfruten tanto como merece. Buen provecho.

Mi cansado corazón se abre paso

martes, 9 de febrero de 2010

"I would walk 500 miles", de The Proclaimers




Escucha, siente,
mi cansado corazón se abre paso:
entre cumbres escarpadas,
entre sinuosos senderos,
entre la espesa maleza,
entre la gente, si hace falta.

Exaltado, todo lo aparta,
lo rompe,
lo derrumba,
lo destruye si hace falta.

Ese es el vínculo que nos une, amor.



Escucha, siente.
Nunca fueron tan hermanas
la distancia y la pasión.
Rompe tus moldes y vente,
que te arrastre la corriente
de este río caudaloso.
y que el torrente te lleve, conmigo
(¡qué importa dónde!).

Compartamos los fluidos del amor
(tan dulces y deseados
tan prohibidos y añorados,
tan compartidos y faltos…)
sin preocuparnos.
Sigamos el curso sin más
del río sin fin.
De este río que nunca sabrá
del profundo azul del mar.

De mirones y exhibicionistas

martes, 2 de febrero de 2010

"La del pirata cojo", de Joaquín Sabina.



No me resulta fácil hablar sobre Carnaval. Es la idea que me viene rondando por la cabeza desde que mi amigo Juan Antonio me encargara escribir la editorial de esta publicación tan esperada como deseada todos los años cuando llega el mes de febrero. Y no me resulta fácil hacerlo sencillamente porque esta fiesta quizá sea la menos indicada para ser relatada y la más propicia para ser vivida y experimentada hasta sus últimas consecuencias.


Por suerte llevo conociendo esta fiesta desde mi niñez gracias a mi padre José Luis. Él me disfrazaba y me llevaba de la mano para ver a las murgas cantar en el quiosco del Paseo del Mercado. Con él, cualquier anodina noche de invierno nos colábamos en la Casa de Cofradías en pleno ensayo de “César Au y sus Gustos”. Gracias a él no faltaba una verbena de Carnaval en el patio del colegio en el que estudiaba de pequeño... Y, claro está, la verdadera tradición está en lo que uno aprende de sus mayores y en este sentido he de reconocer que tuve la suerte de asumir el Carnaval como algo innato y que para un servidor nunca ha resultado traumático ponerse un disfraz o cantar en público por miedo a hacer el ridículo.

Sin embargo, no creo que nadie se moleste si digo que el ubetense medio es bastante más mojigato y temeroso para según qué cosas. Tanto el calendario festivo tradicional como la forma de ser del ciudadano en nuestro pueblo invitan a la contemplación más que a la participación. No hay nada que nos luzca más que plantarnos en una acera a ver pasar las procesiones que salpican todas y cada una de nuestras fechas festivas. No encontrarás calles abarrotadas de mirones solamente en Semana Santa, sino que se monta procesión para el traslado de cualquier Santo, para la víspera de Reyes, San Miguel, San Isidro, Cabalgata de gigantes y cabezudos... Sea por tradición, sea por falta de compromiso o por ambas cosas nos gusta que nos lo den todo hecho y, en estas circunstancias, recuperar una fiesta como el Carnaval que no es sino una expresión popular y que por tanto necesita de la participación masiva de la gente, tenía en sus inicios visos de no ser otra cosa que flor de un día.

Pero sucede que el ubetense, además de ser acomodaticio o “perrón”, también suele ser terco o “cabezón”. Por suerte la afición de unos pocos que no cejaron ni se rindieron se fue propagando y extendiendo. Y aquí entra el papel importante que tuvieron en su día las agrupaciones. Es cierto que no se conseguía que la gente se disfrazara en gran número ni se organizaban grandes eventos. Pero no es menos cierto que desde el sábado hasta el martes de Carnaval había mucho ambiente por los bares y las plazas y no poca gente que deseaba que apareciera cualquier murga o chirigota haciendo tipo y les dedicara unas coplillas. Y como el ubetense también es presumido, pronto empezó a haber competitividad o “piques” entre agrupaciones para atraer la atención del respetable que de alguna manera extendió algo más el gusanillo y consolidó el concurso de agrupaciones que desde casi el principio ha abarrotado las butacas del Teatro Ideal, del Hospital de Santiago o incluso del polideportivo Municipal.

Reconozco que mi visión sobre el tema es totalmente parcial y que cualquiera podría rebatirme todas estas cosas con argumentos contrarios y mucho más válidos. Sin ir más lejos podrían sencillamente decirme que esto del Carnaval no deja de ser una entretenta de cuatro. Que no es una tradición en nuestro pueblo y que no le pinta a personas decentes ir por ahí haciendo el loco disfrazados de mamarrachos y bebiendo tanto vino que uno pueda pensar que se están secando los lagares. Pero a mi entender a nuestro pueblo le hace mucha falta el Carnaval y nuestra gente debería ser más carnavalera. El Carnaval hace pueblos más libres, más abiertos y más solidarios, más conectados a sus acontecimientos y sucesos cotidianos. El carnavalero por su parte, no solo canta y se divierte, que ya es importante, sino que provoca la diversión. El carnavalero tiene que ser ingenioso, creativo, simpático, extrovertido, tolerante, crítico y autocrítico, reivindicativo, nada vergonzoso... En una ciudad como la nuestra que por desgracia tantas veces se ha plegado sobre sí misma, mirándose el ombligo, nos vendría bien tomarnos la vida con algo más de filosofía y abrir las ventanas de las casas para que entre el aire.

Lo que sí resulta curioso es ver como año tras año esta manera tan exhibicionista de festejar se va consolidando en la rutina del ubetense. Un claro exponente de lo que digo es el baile posterior a la cabalgata, actualmente ubicado en la carpa instalada en la plaza de toros. Ni los más optimistas y entusiastas defensores del Carnaval de nuestro pueblo hubiésemos imaginado hace bien poco disfrutar de una fiesta de disfraces tan multitudinaria y tan desenfadada. Podría decirse que nuestro Carnaval empieza a ser poderoso por detalles como este. Cada día más gente se anima a quitarse los miedos y los corsés y descubre que tras un disfraz puede vivir fantásticas aventuras y momentos inolvidables. Esto es lo que tiene de grande nuestra fiesta. En este sentido, siempre consideré una letra muy carnavalesca la canción “La del pirata cojo” de nuestro paisano Joaquín Sabina, cuando dice:

“No soy un fulano con la lagrima fácil de esos que se quejan sólo por vicio.
Si la vida se deja yo le meto mano y si no, aún me excita mi oficio.
Y como además sale gratis soñar y no creo en la reencarnación
con un poco de imaginación partiré de viaje enseguida
a vivir otras vidas, a probarme otros nombres,
a colarme en el traje y la piel de todos los hombres que nunca seré” […]


Y es que, como ya he comentado anteriormente, don Carnal es un gordinflón exigente que nos pide la máxima implicación y compromiso pero que también sabe recompensarnos. Por los vericuetos de la algarabía y el exceso uno consigue deshacerse de sí mismo por unas noches y convertirse en los personajes más inverosímiles y extravagantes. Todo vale porque no hay más límites que los del respeto al prójimo y no hay más obligación que la de divertirse. Finalmente, no hay mayor gozo que el de sentirse un loco aullándole a la luna de febrero entre fachadas de piedra y calles de adoquines.

Esto es Carnaval. Quien lo probó lo sabe.

Publicado en el anuario "Pregonero de Carnaval". Úbeda 2010.

Canción a Granada

miércoles, 20 de enero de 2010

"Generalife", de Enrique Morente



Por fin vuelvo a verte, gitana.
Sin el agua de la fuente estaba.
Sin el agua que tu vida exhibía
y mis ojos se secaban.
Las pupilas dilatadas de la luz
que desprendes faltas.
Mostrada tan cristalina, tan fresca,
tan pura, tan clara.

Tú, de paseo conmigo
en esas tardes tan blancas.
Con el rumor del río tan cerca…
Con ese blanco batir de unas alas…




Te añoraba de día,
inquieta, intranquila, pícara,
alegre y esclava
de las risas y el bullicio de la gente.

Te recordaba de noche,
partida por el frío, oscura y penetrante,
misteriosa y descarada.
Niña de inocencia robada.

Y esta noche, cuando el cansancio venza
a las ansias que tengo de amarte, mora,
y mi figura se pierda en tus sombras
de recogida, tras la triste batalla
del amanecer en las faldas de la Alhambra.
Quizá me correspondas.

Quizás conmigo esta noche se acostará Granada.