Tiempo al tiempo

sábado, 11 de julio de 2009

"Time to pretend", de MGMT



El reloj siempre cuenta los segundos de la misma manera, por eso no es fiel con su representado, el tiempo, ya que éste no es tan monótono. No es lo mismo el tiempo un sábado que un lunes, de la misma manera que no es igual el tiempo a los 20 que a los 70 años. El tiempo es versátil y puede ser deseado, temido, añorado y hasta paladeado.

El tiempo nos acompaña desde el inicio de nuestra existencia, desde el mismo momento en que comenzamos a crecer, ingenioso disfraz verbal que utiliza la muerte. El tiempo puede ser nuestro mejor aliado pero sin duda es el mayor destructor. El tiempo es escurridizo, maestro, paciente e intransigente. Nos modela paulatinamente y a veces genera seres tan extraños como esclavos del tiempo libre. El tiempo es valioso pero pocas veces aprovechable. El tiempo es de este mundo al que pertenecemos hasta la más ínfima de nuestras células.

Nuestro tiempo es oro porque debemos saber aceptar que cada uno de nosotros es único e irrepetible. El tiempo es de ahora y debemos exprimirlo y sacarle hasta la última gota a cada momento ya que lo que no dijimos en su momento nunca más podrá ser dicho aunque en otro instante se usaran las mismas palabras. Nuestro tiempo no es abundante ni escaso, bueno ni malo, es el nuestro y no hay otro.

A veces me pregunto si el tiempo se pierde, aunque me cuesta imaginar que esto sea posible. Siempre nos deja su huella aunque no siempre sea tan intensa o tan perceptible. Lo que sí solemos opinar a menudo es que lo demás lo pierden cuando los observamos dedicados a menesteres que a nosotros mismos no nos parecen productivos. Seguramente, hay gente que opina que dedicar unos minutos semanales para escribir un diario, es perder el tiempo. Por suerte, creo que es cada vez menos...